17/2/09

SEDIENTA


Sedienta de mí, me muestras tu alma que huye de la mañana. hueles mi sangre, mis ríos desorbitados que arrastran flores de framboyanes. Soy tu presa, ansías mi piel, me olfateas en la distancia donde edifico mi ciudad en las orillas de la calle de tus deseos. En mis madrugadas tengo un suspiro que nunca duerme, una ansiedad que me consume cuando te veo aparecer traspasando las paredes heladas. No es miedo, es una sensación de vacío y fuego, una punzada clandestina, escapada de las sombras que desconozco. Se que eres real, he tocado tus labios sabios guerreros en el arte de desgarrar y succionar para que tu alma condenada sobreviva en mi mundo mísero. Quieres mi estaca, herirte de gozo sin mansedumbres, tu la levantas, la palpas y tus dedos son el reflejo de las avalanchas que dejan huellas transitables debajo de tus uñas. La quieres hoy, afilada y cortante, punzante en tus interiores donde las señales se vuelven monosílabos de placer. ¡Ay!... ¡sí!....más hondo, sin piedad, rompe la manzana demoliendo en tu cintura círculos que queman, abre, desgarra, destierra a mis cabellos hasta que logres su imperfección. Así me hablas mientras hundo el madero hasta los confines alcanzables de tu gruta: Tú, rabia lívida, fiera que desconoce la fatiga, espíritu domador de mi sexo que cada noche cuando llegas me acercas a la inmortalidad. ¡Qué feliz sería si nunca llegara la mañana !

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