16/2/09

SIN EL ROSTRO DEL DELIRIO



Lento será mi viaje sin mirar a tus ojos, tu cuello el comienzo de mi odisea,
milagro profetizado en mi voz sin ecos. Me envuelves, me atas y respondo,
no demoro los instantes de tenerte y poseer tu rabia, de ser tu domador
y rendirte al chasquido resbaladizo del látigo de mi lengua.

Sin tu rostro del delirio conquisto un mundo de tempestades,
sin esfumarme en tu cara preciosa, hundida entre las olas blancas
levantadas en los límites abordables de mis sábanas. Te estrujo, tu cabello
es un abanico reclamando un escape de tu espalda, tus manos guerreras poseídas
por el vicio ,ladronas de piel, prensas torturantes en los espasmos conducidos
por el roce entre mis piernas.

Lento será mi viaje y profunda la llegada a los confines más alejados
de tu concha jugosa, cuando la abras para mi empuje, burbujeante,
sobre una línea vertical en perfecta simetría originando desordenes.
Será la luz en una noche interminable, la envidia de los astros aún no descubiertos,
el llanto de la luna llena cada vez que muerda sin herir, la punta azucarada de tus senos.

Dejaré mi rastro inevitablemente, deshojaré un manojo de tulipanes amarillos,
para lucirlos en el colchón cuando asome la mañana. Mi santo y seña,
mi derrumbe triunfal frente al embiste incontrolable de tus caderas:

Mi rayo fugaz
en la mitad
de cuerpo
de tormentas.

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