17/2/09

ANGEL DE LOS SIGNOS OSCUROS


La noche es un misterio para muchos, de tu cuerpo a mi cuerpo, una ola se escapa del mundo y nos envuelve, sucumbe ajustada a los delirios sin soles. No entienden de los encantos de la sed, del misterio más allá de las rutinas diarias. Tú vienes, me invocas, señalas mi pecho que late enardecido, la ruptura de lo efímero, vestigios de viento y fuego, soy tu hambre que enloquece, una ciudad desconocida, un portal abierto a los abismos de las pieles desnudas. Nadie imagina que llegas traspasando la oscuridad, que la brisa explota y un rumor de lujuria remueve el cielo, que tiemblo cuando te acercas sin dejar de mirar mis ojos y soy el elegido contando las cenizas que levantan tus pasos. Ángel de los signos oscuros, mi cuello hierve, mi lengua ansía tus senos, entre mis piernas una cascada se alista para desprenderse sobre la corteza de los segundos, limpia muerte en la antesala de los orgasmos de la sangre. Llega la noche recién comienza su historia, las ganas cuentan del amanecer un rastro de gritos y espermas humeantes, de una amante distinta que huye de los espejos para guardar su reflejo en el fondo de mi alma.

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