EL LOCO DE LAS ORILLAS

Corre el río entre los cañones de un recuerdo.
Mi desnudez deslumbra las orillas verdes, un toque de nostalgia
Cuelga en la rama más alta de las cañabravas.
El polvo deja remolinos en los dominios vulnerables de las hojas secas
Y tú danzas sobre una canción de Ricardo Arjona que acuchilla mi garganta.

Observo en los espejos dulces el fondo alborotado de peces locos,
Una carpa me mira y hay presagio en sus ojos de miel que se me antoja
Que son tus ojos. Canto, la brisa hace eco en mi melodía imperfecta,
Una ola de amor remueve mis añoranzas y la soledad es un grito sordo.

Respiro, la brisa llega anunciando los restos de un perfume, un rostro de mujer
Escapa entre los arbustos desde mis manos vencidas sin tu piel.
La ausencia es un asco prominente, el vacío congela las venas y la sangre
Se vuelve escarcha en el alma.

Al sur de mi pecho un corazón late la esperanza, hay ecos de tardes sin fantasmas,
Círculos de fuego donde danzas tus frescuras que humean en mis pupilas.
Corre el río, arrastra su dulzura entre las piedras que preguntan por ti.
Justifico un monologo a los cuatro vientos, trato de ser convincente
Aunque se que las hierbas que azotaron tu espalda en los medio días volcánicos
De sudores y sorpresas, piensan que estoy loco.

El loco de las orillas, el dibujante de tus transparencias ausentes,
El que invento un nuevo sol cuando tu luz tatuó en mi pecho
Longevidades de amaneceres.

El loco de las orillas…
Tu loco.